domingo, 10 de julio de 2011

El Tiempo


El Tiempo

“¿Por qué?” Susurro la pequeña joven, cuestionando y mirando majestuosamente al espectro que se reflejaba ante sus enormes ojos. “Porque así debe de ser. Es tiempo de olvidar y de dejar pasar”  Contesto en su defensa. Poco a poco la niña sentía como parte de su ser se perdía, se perdía en el viento, se alejaba, desvanecía, todo.
 “¿Cómo hare para dejar todo atrás?” pregunto la joven, el miedo ahora formaba parte de ella, su voz se quebraba cada vez mas. “Tranquila, la mala memoria hará parte de tu trabajo” exclamo de manera serena el otro. Ahora la joven comenzó a mirar hacia atrás, pero se dio cuenta que era inútil, que aquello ya no estaba.
“¡No quiero, no quiero que esto pase!” Chillo la mujer, que se dejo caer sobre sus rodillas, casi como en forma de plegaria. “Es inevitable, es parte de la vida” Relato el espectro, sin dejar de verla cautelosamente. De repente la mujer, se dio cuenta como aquello que la emocionaba dejo de hacerlo y como lo que creía mágico había perdido todo su resplandor y encanto.
“Déjame, detente y márchate…” Pidió la anciana de manera severa, la cual se encontraba sentada en una silla de madera, a causa de su cansancio. “Ojala pudiera, pero a todos les toca” Le dijo el Tiempo, mirándola de manera penosa. Entonces, la anciana comenzó a sentirse de una manera extraña, casi como si ya no recordara quien era. Podía notar como se iba debilitando cada  vez más.
“… ¿Por qué?...” cuestiono con las pocas fuerzas que le quedaban. Y casi como por acto de magia, la anciana comenzó a disolverse en restos de polvo, los cuales se fueron esparciendo en el aire al igual que todos sus recuerdos. El Tiempo, o como muchos también llaman, la Muerte, se fue marchando a medida que veía como otra vida desaparecía de la Tierra. 


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